Por: Pato C. Maestre - Counselor -
La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos,
evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamientos dirigidos hacia uno
mismo, hacia nuestra manera de ser, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y
nuestro carácter. En resumen: es la evaluación perceptiva de nosotros mismos.
Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso su teoría acerca de la aceptación y autoaceptación incondicional como la mejor forma de mejorar la autoestima.
En su jerarquía de las necesidades humanas, se describe como la
necesidad de aprecio, que se divide en dos aspectos, el que se tiene uno mismo
(amor propio, confianza, aprecio, suficiencia, etc...), y el respeto y
estimación que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc.).
Expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y
se consideran seres sin valor e indignos de ser amados.
Rogers va a decir que existen 2 aspectos : el sí mismo real(quienes
somos), y el sí mismo ideal (quienes queremos ser). Estos dos muchas veces
confrontan entre sí, y nos puede llevar a la frustración por no llegar a ser
quien quiero ser, y no aceptar quien realmente soy.
Todos tenemos una imagen mental de quienes somos, qué aspecto tenemos,
en qué somos buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa
imagen a lo largo del tiempo, empezando en nuestra infancia. El término
auto-imagen se utiliza para referirse a la imagen mental que una persona tiene
de sí.
La Biblia muestra que amarse a uno mismo incluye cuidarse, respetarse y
tener autoestima (Mateo 10:31). La Biblia rechaza el egoísmo y le da al amor
propio el debido lugar.
por un lado deberíamos amar a Dios más que a nadie. La Biblia enseña que
el mandamiento más importante es: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu
corazón” (Marcos 12:28-30; Deuteronomio 6:5).
El segundo mandamiento más importante es: “Tienes que amar a tu prójimo
como a ti mismo” (Marcos 12:31; Levítico 19:18).
Aunque la Biblia no especifica que debemos amarnos a nosotros mismos, el
mandato de “amar a tu prójimo como a ti mismo” muestra que es normal y bueno
tener un grado.
Jesús demostró cómo se puede poner el amor a Dios, el amor al prójimo y
el amor propio en su debido lugar. Además, les mandó a sus discípulos que
siguieran su ejemplo (Juan 13:34, 35).
Para Jesús, amar a Dios era lo más importante, y por eso se dedicó a
cumplir con la comisión que le había encargado. Él mismo dijo: “Para que el
mundo conozca que yo amo al Padre, así como el Padre me ha dado mandamiento de
hacer, así hago” (Juan 14:31).
Jesús amaba al prójimo y lo demostró al preocuparse por las necesidades
de los demás hasta el punto de dar su vida por ellos (Mateo 20:28).
Jesús demostró que se quería a sí mismo a un grado razonable porque
apartaba tiempo para descansar, comer y pasar buenos ratos con sus discípulos y
con quienes podían llegar a serlo (Marcos 6:31, 32; Lucas 5:29; Juan 2:1, 2;
12:2).
"Disfruta de lo que tienes en lugar de
desear lo que no tienes; soñar con tener cada vez más no tiene sentido, es como
perseguir el viento". (Eclesiastes 6.9)
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