domingo, 28 de octubre de 2018

“RESETEANDO EL CORAZÓN”


-Por Xavier Ferro-

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.”
(Salmo 51:10)

David, el ungido del Señor. Aquel valiente que en su juventud había derrotado al gigante. Aquel que aun siendo un muchachito fue reconocido como héroe nacional por sus victorias, convirtiéndose en un referente para todos. Ese hombre que había mantenido su corazón sincronizado al de Dios,  HOY se encontraba muy distante de ser ese que un día fue. 

En este amargo presente, David es un hombre adulto, rey de Israel. Dios había recompensado sus años de fidelidad en las persecuciones de Saúl. Sin embargo, en la cresta de la ola de su reinado, David cometió un error. Las cosas se le fueron de las manos, y por dejarse llevar por sus deseos pecó adulterando con Betsabe y oculto ese pecado en su corazón, asesinando al esposo de esta mujer. Aunque ese error permanecía escondido, le había robado ese brillo que lo caracterizaba. (Sal. 32:3)

Nadie lo notaba, pero el ya no era el mismo. Las personas lo seguían llamando “el rey de Israel”. Aún continuaba visible en su puesto, pero esa unción que un día tuvo, se HABIA APAGADO. Ya no oraba como antes, ya no adoraba como antes, ni tampoco escribía esos salmos que fluían de momentos íntimos con Dios. Aunque no había perdido su ministerio, había perdido algo mucho peor, la esencia por la que un día fue llamado por Dios. La esencia del porque había sido ungido, HABÍA PERDIDO ESE CORAZÓN CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS.

Un año había pasado de este pecado, muy pocos se enteraron, quizás nadie lo supo. David creyó que era cosa del pasado, pero olvido algo muy importante, el Señor si lo había visto. En un acto de justicia,  Dios lo confronta sin filtros, a través del profeta Natán (2Sm.12). Ante esta Palabra le brinda la ocasión de decidir: ¿Qué vas a hacer David? Dios lo pone en evidencia, pero también le da la oportunidad de volver a enfocarse en su propósito. 

Imagino esos momentos de convicción. Sus pecados volvían a su mente proyectándose como una película. Finalmente comprendió su error, y por sobre todo, comprendió CUANTO HABÍA LASTIMADO EL CORAZÓN DE DIOS. Arrepentido, escribe el salmo más desgarrador jamás escrito: y clama: “CREA EN MI UN LIMPIO CORAZON” como quien dice: “NO TENGO ESE CORAZON QUE DEBO TENER, NO SOY ESE HOMBRE QUE QUIERES QUE SEA… ¡CREALO EN MI INTERIOR, HAZME DE NUEVO!, ¡RENUEVAME DIOS MIO!”. 

Dios escucha estas palabras y por este reconocimiento humilde, la segunda oportunidad divina se hizo presente, David pudo volver a empezar.

DECLARO ESTA PALABRA SOBRE TU VIDA:

¡DIOS TE HA LEVANTADO PARA SER SU REFERENTE, PARA ESTAR AL FRENTE DE BATALLAS, PARA INSPIRAR A OTRAS PERSONAS, PARA PREDICAR EL EVANGELIO! SI EN ALGUN PUNTO TE HAS DESVIADO DE ESE PROPÓSITO O DE ESE SUEÑO QUE UN PRINCIPIO TENÍAS BIEN EN CLARO, Y HOY ESTAS DESENFOCADO, DESANIMADO Y SIENTES QUE NO ERES NI UN CUARTO DE LO QUE UN DÍA FUISTE EN DIOS. ¡HOY ES EL TIEMPO DE EXAMINAR TU CORAZÓN, DE DESCUBRIR DONDE COMENZÓ EL PUNTO DE QUIEBRE, Y DE IDENTIFICAR ESE ERROR PARA RECIBIR EL RESETEO DE DIOS!

¡VAMOS, HOY DIOS TE BRINDA UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD!, PERO PRIMERO DEBES DECIDIR DEJAR EL ERROR ATRÁS, RECONOCIENDOLO Y RENUNCIANDO A EL. ES EL TIEMPO DE QUE DIOS FORJE TU CARÁCTER Y ARRANQUE DE RAÍZ ESO QUE HA IMPEDIDO EL CRECIMIENTO DE CRISTO EN TU VIDA. ¡VAMOS VUELVE A LA CARRERA, RECUPERA ESA UNCION, Y DEJA ESE ESTANCAMIENTO! ¡PORQUE TODAVÍA TIENES MUCHO POR DELANTE!” ¡DESPIÉRTATE, TÚ QUE DUERMES, Y LEVÁNTATE DE LOS MUERTOS, Y TE ALUMBRARÁ CRISTO!”(Ef.5:14)

¡QUE DIOS TE BENDIGA ENORMEMENTE!


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